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Mostrando las entradas de febrero, 2018

Carta del 21 de octubre de hace muchos años

 Hasta hoy logré animarme a escribir toda la mescolanza en la que he estado bailando desde ayer. Yo sabía lo mal que iba a sentirme, yo sabía que el tiempo no es inextinguible como el dolor de tu ausencia. Yo sabía que me iban a terminar. Ya no siento que pueda escribir mi confesionario en las cartas, ya ni siquiera sé cómo debería sentirme con esta pérdida. A ti, lectore, te incomodo con lo que me ha hecho un ser triste durante los últimos días. Volvía a bailar tangos por el abismo con el humo del cigarrillo que se desenvolvía en nuevas enarmonías de mis pasados más desahuciados. Volví a preocupar a las luciérnagas que nos observaban charlar por las tardes cerca a tu casa y al lago de los patos que perfectamente podría ser un estanque para una película de asesinatos y tragedias. Mi yo consciente de lo que se viene sigue pasmado mientras deshoja los pétalos que solo viven en la memoria del tacto de mis manos. daniel está muy preocupado por saberse en el inicio de un gran dilema. de...

Desembaúlo

Por favor olvida cuanta mala dedicatoria llevan mis libros. Olvida cómo soy en sí. Olvídame. Ódiame un poquito, que sin sentir desprecio jamás he podido tasar el tamaño de mi aprecio. Recuerda mis promesas y detéstame por hacerles falta en nuestra cita. Con la misma ingratitud que me hace, devuélveme lo peor cognoscido.  De la misma manera que uso pésimamente el punto y la coma, de como fallo académicamente, cuidándome para morir asaz. De la misma manera hazme caer en la cuenta de que no merezco ni quebrar un cigarrillo o destapar más botellas claras. Demuéstrame que no valgo nada. Bríndame sinceridad, que no conozco tal concepto, intercede en buscarme los errores que no me dejan estar despierto. Susurra en mi boca que bebe de la Estigia y, como El Hombre a José, búscame y hállame muerto con los hilos de mi alma devanados junto a la ribera, mi amada Láquesis, entrégame finiquitado en fiambre, en mi sustrato si es que gozo de esencia visible aun.  *** ...

Tu caligrafía en la servilleta rota.

Imagen
Me siento a escribirte pero concluyo leyéndote. Es simple, mi voz declamándote, mis labios narrándote. Es áspero, la forma de tus manos dibujando en la nada. ¿Dibujando un adiós quizás? ¿Un saludo lejano? ¿Acaso sigues acá todavía? Me pongo en píe y recorro lo vasto, pero no me alejo. Es extenuante. Mis pasos ficticios, no llego nunca. No me canso. He sido lo que soy y no me quejo. Me he perdido con las señas que me has dado ¿Por qué no me dices algo? ¿Matará la espera al café reposado? Te miro, jamás te pienso, solo pena por mi siento. Pues no se piensa lo que se ama, sino se ama y se destroza. Te acaricio, te toco, no hay pretensiones, roída fue mi piel.  ¿Esperaré sentado tu callada música? ¿La confrontación locuaz? ¿Estaré esperando en vano? ¡No me vuelvas la mirada! Me ahogo riendo en mi profunda sed. No comentes aquellas veladas, que son de fantasmas cuentos. Pesadillas, los recuerdos en las sábanas yacen envueltos. ¿Cuántos pasos malogrados...