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Mostrando las entradas de enero, 2017

Carta del 21 de octubre de hace muchos años

 Hasta hoy logré animarme a escribir toda la mescolanza en la que he estado bailando desde ayer. Yo sabía lo mal que iba a sentirme, yo sabía que el tiempo no es inextinguible como el dolor de tu ausencia. Yo sabía que me iban a terminar. Ya no siento que pueda escribir mi confesionario en las cartas, ya ni siquiera sé cómo debería sentirme con esta pérdida. A ti, lectore, te incomodo con lo que me ha hecho un ser triste durante los últimos días. Volvía a bailar tangos por el abismo con el humo del cigarrillo que se desenvolvía en nuevas enarmonías de mis pasados más desahuciados. Volví a preocupar a las luciérnagas que nos observaban charlar por las tardes cerca a tu casa y al lago de los patos que perfectamente podría ser un estanque para una película de asesinatos y tragedias. Mi yo consciente de lo que se viene sigue pasmado mientras deshoja los pétalos que solo viven en la memoria del tacto de mis manos. daniel está muy preocupado por saberse en el inicio de un gran dilema. de...

MAMIHLAPINATAPAI

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Mamihlapinatapai es una palabra del idioma de los nativos yámanas de Tierra del Fuego. Describe «Una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambas desean pero que ninguna se anima a iniciar». No. No creo que ella quiera lo mismo. No creo siquiera que logre percibir lo que mi mirada le sugiere, si fuera así ya sabría que debe ignorar este vano río de palabras que sale por mi boca, acercar su prieto cuerpo hacia mi celda, posar su dedo índice en el centro exacto de mis labios, esbozar una sonrisa que sugiera picardía mientras sus senos se pierden en el nervioso latido de mi corazón, y mi mirada, atónita, despliegue las múltiples formas de la dicha. Pero no, no es así. En lugar de esto permanece allí asintiendo a todas las estupideces que digo. Pero ¿cómo estar seguro?, si su mirada dice tantas cosas. A ratos me dice que no le intereso, que ha venido a este encuentro por mero compromiso, pero luego florecen destellos qu...

Hermana muerte.

Cierras los ojos, ¿qué ves? Quizás la vida palideciendo en sus intentos por ser vida. Puede que una gota de nieve intentando ser primavera. Hermana muerte, puede que sea siquiera un suspiro inculpable de tus citas, del negro que es negro y lo que sangra que se desangra. Pasarán los años, ganarán los de nunca, que respiran. Tan lejos estoy de ningún lugar y tan cerca de las liebres, el callejón donde crecí y los ejércitos que pasaban. Los desvelos que no me dejaban sentirme, solo. ¿A cuántas horas aquí de vuelta? ¿En qué lugar? ¿A cuántos signos de distancia? a cuántos. Desperfeccionando las fisuras que no tienen un modo.

Carta a la reina.

12/01/17 Sin destinatario, ni remitente. Me gusta siempre pensar en la fragilidad de las cosas y en cómo la vida evoluciona circularmente hacia el punto de donde nunca partió. Me gusta imaginar siquiera cuando me observas inequívocamente, aunque haya sido solo una noche, una sola. Y desear que no hayas visto este reflejo inexacto que proyecta la mancha de la muerte. Desear que no veas mi obsesión por el seis seis seis y las cartas de despedida, mis ansias por ser halagado y mi pasión por apostarle a la vida. Tal vez solo soy un medio por el cual puedes gritarle al mundo tu innegable existencia, o tal vez simplemente sigo siendo manipulado por los prejuicios del pesimismo, no lo sé. Siempre he sido un hombre afanoso, tú puedes que no lo sepas, ya que hemos convivido demasiado poco para que lo sepas, pero no es muy difícil darse cuenta de que mis sentimientos son retozantes y no tardan en salir al aire. Me preocupo mucho por lo que pase dentro y fuera de estas paredes blancas...