Carta del 21 de octubre de hace muchos años

 Hasta hoy logré animarme a escribir toda la mescolanza en la que he estado bailando desde ayer. Yo sabía lo mal que iba a sentirme, yo sabía que el tiempo no es inextinguible como el dolor de tu ausencia. Yo sabía que me iban a terminar. Ya no siento que pueda escribir mi confesionario en las cartas, ya ni siquiera sé cómo debería sentirme con esta pérdida. A ti, lectore, te incomodo con lo que me ha hecho un ser triste durante los últimos días. Volvía a bailar tangos por el abismo con el humo del cigarrillo que se desenvolvía en nuevas enarmonías de mis pasados más desahuciados. Volví a preocupar a las luciérnagas que nos observaban charlar por las tardes cerca a tu casa y al lago de los patos que perfectamente podría ser un estanque para una película de asesinatos y tragedias. Mi yo consciente de lo que se viene sigue pasmado mientras deshoja los pétalos que solo viven en la memoria del tacto de mis manos. daniel está muy preocupado por saberse en el inicio de un gran dilema. de...

Sea lejos, bastante lejos

Siempre me arrepiento de no mantener nuestras cartas en banales fotos, dígase, díselo, laxo de otra forma.


El síntoma, las situaciones
El diagnóstico, la existencia.

- De un parafraseo de Sartre, (de un parafraseo ya leído).


Después de tantos gestos, ademanes, episodios que mantendrán, con el mayor signo, el recuerdo EN la nostalgia (dígase, de nuevo, nostos y algos), morriña en tu piel. Por favor, menciónese cada elemento que con cada pequeña rima nos acerca, y a su vez, nos distancia de forma miserable como sufrió Dante desde el purgatorio, hasta caer en la cuenta de que ese ser amado solo existió en su psiquis, y, físicamente, era algo más que mental, era reconocerle más que una Beatriz. 

Son la suma de gestos el suplicio que sufre el adorador de detalles, es la suma de recuerdos lo que alegra y consume el dolor enamorado, enajenado, indisciplinado, tan franco en toda expresión, donde cada insulto es la añadidura de una nueva inspiración, y cada decepción, el reconocerse en un mundo de lucha donde cada suspiro de reestructuración es cimiento de vanguardia y fracaso.

Sea nuestro conocimiento el primer eslabón de dificultosa reivindicación, sea el amor el primer desamor, sean los poemas y las propuestas el principio de voluntad, sea esta relación desde donde todo vuelva a ser verdad. Soy sincero, cuénteme aún, que si bien quien ya usó este verbo y adverbio ya murió, yo, desalmado, pide verdad y telegrafía; soy yo quien aún pide en condición de mendigo su status quo.

Que yo no le tengo una historia, que yo tengo la utopía de nuestros lamentos, y si de reserva creativa estas frases sirven, sepa usted que en mi vestimenta llevo la marca de sus huellas. Sepa usted que le ruego sus lamentos, sepa usted que le llevo en cada verso, y si versos no proclamo, en cada frase de mis argumentos.

Que sepa usted que le contaría que correr ebrio por las calles no me hace olvidarla, que sepa usted que cada una de mis actitudes la extrañan, que sepa usted que cada perro triste y así, más mustio que el fracasado más reconocido, traen a colación esos instantes donde yo le llamaba (con el leísmo tan presente en el Castigo Sin Venganza) y decía que daría hasta mis gafas porque tuvieran de donde vivir,... un, día, más; de donde ser una representación más del absurdo.

Sea el hambre, el amor y la muerte de donde nace todo; sea así este mensaje, la interpelación de nuestro difunto recuerdo,... sea así, donde usted podrá mantenerme: en estúpidos consensos gramáticos.


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