Carta del 21 de octubre de hace muchos años

 Hasta hoy logré animarme a escribir toda la mescolanza en la que he estado bailando desde ayer. Yo sabía lo mal que iba a sentirme, yo sabía que el tiempo no es inextinguible como el dolor de tu ausencia. Yo sabía que me iban a terminar. Ya no siento que pueda escribir mi confesionario en las cartas, ya ni siquiera sé cómo debería sentirme con esta pérdida. A ti, lectore, te incomodo con lo que me ha hecho un ser triste durante los últimos días. Volvía a bailar tangos por el abismo con el humo del cigarrillo que se desenvolvía en nuevas enarmonías de mis pasados más desahuciados. Volví a preocupar a las luciérnagas que nos observaban charlar por las tardes cerca a tu casa y al lago de los patos que perfectamente podría ser un estanque para una película de asesinatos y tragedias. Mi yo consciente de lo que se viene sigue pasmado mientras deshoja los pétalos que solo viven en la memoria del tacto de mis manos. daniel está muy preocupado por saberse en el inicio de un gran dilema. de...

Unicorns


When your fists kisses
wrote in silence
my name all over
my body,
in that stillness
Sujata Bhatt




III


"Patria de sangre,

única tierra que conozco y me conoce,

única patria en la que creo,

única puerta al infinito."


Octavio Paz


No bajes la cabeza ya nunca más.

Deja que vea esos ojos que a veces pierdes.

Pon la frente en alto y comencemos.


Uno.

Desliza tu pierna en honor a los que lloran.

Déjame ver que los colores no nos dividen.

El rojo de los soñadores.

El azul de los creyentes.

Y el amarillo de la patria.

Déjame ver que nos une algo más fuerte que la sangre.

Una pradera, un cóndor, unos laureles.


Agarra fuerte mi cuerpo.

No dejes que me lleve el espíritu de la república.


Dos.

Ven y enséñame cómo se cosecha el bhang,

Cómo se pintan la cara los que se casan.

Ven y muéstrame porqué le dicen Dios al sol

Y porqué cuando se apaga dicen que duele tanto.

Ven y ya no dejes que me caiga,

Que yo no sé bailar ni hacer el amor.

Cuando te piso los pies y te muerdo los labios.


Demuestra que haber nacido de ti no es un acto de fe.

Ni tampoco un acto de cobardía.


Tres.

Mi patria es ella.


***





Algunos aman, dicen que sienten y sienten lo que callan.

Algunos odian, dicen que duele y duelen lo que gritan.

Yo simplemente observo.


La vida me ha enseñado a caminar con una mano en la espalda. Me ha enseñado a no envidiar aquellos que por tener un rostro pueden tener lo que quieran. Poco a poco aprendí que mis manos ya no estaban y mis pies habían sido cortados. El arte y la magia son la única razón de ponerme esta máscara. Si tan solo no existieran la sangre tan roja como estas extrañas formas que crecen del suelo. Si tan solo el miedo no se viera en el rostro del moribundo y el hambre en los ojos del callejero. Si tan solo fuera posible desprenderme de esta piel y entregarme a esta máscara y al asesinato…


Entrégate a mi, mujer roja. Vamos a pintar la cara de los infelices. Vamos a centrar las luces del teatro en nuestro baile. Vamos a hacerlos… hermosos.



***



Miel y Canela
“Siempre hay abejas en tu pelo.”
Octavio Paz

Oigo tu voz que me llama -¿o será tu cuerpo?-
Y es líquido -como un reptante- que calla.
Que arde y quema (como la lumbre del fogón)
Y hierve. En mareas. Filos y constelaciones.
Y yo me acerco -como polilla al fuego-
A tocar, a sentir (un poco) de lo poco,
Que puedo ver -porque tu cuerpo es todo luz-
De colores vivos, que callan, pero llaman.

De la llama acerco mi mano -que se desliza-
Por tu pelo (de cobre), de incienso,
Que se retuerce de tu origen -hasta el siempre-
Y termina ondulado en mi pecho, (que sufre caliente).
Baja por la frente -de tu frente- donde nacen,
Los peces -amarillos y rojos- que ríen y nadan,
Por el mar de tu infinidad (que es finita),
Que es de miel, de canela.

Agarras de mi espalda -con tus uñas de loba-
El ancla que te mantenga en tierra (en la tierra),
Del amor intemporal, que no avanza -pero acaba-
Y del cual no te quieres desprender ya.
Del calor del baile, vinimos a saber -tú y yo-
Que no hay que saber hacer el amor (para hacer amor).
Por eso, por todo -y en especial por tu cuerpo
De miel, de canela.

Me entrego al latido de tu seno ardiente,
Que me da vida (y también a las camelias),
Cuando crece en tu pecho, la sed de beberme,
-Cuando soy agua, vino, esperma-  un cuerpo,
Con sed y ansias, al ver tu piel de limón,
Que se derrite en el deseo (de tenerte,
De estar dentro de tu vientre) que es magia,
es de miel, de canela.

Abro tus piernas, -la puerta del agua-
Abres mi alma impaciente (que grita).
Y de pronto tu pelo es nieve, es fuego. Desliza
Por tu curvada espalda -donde me pierdo-
La verde primavera -que crece-
Y muere, mientras nos mordemos (en los labios,
El cuello y el sexo) y arde, quema, sangra,
Porque es de miel, de canela.


***


"Contemplemos bien, os lo ruego, esta sólida jaula de hierro tras de la cual se agita, aullando como un condenado, sacudiendo los barrotes como un orangután exasperado por el destierro, imitando a la perfección ya los brincos circulares del tigre, ya los estúpidos balanceos del oso blanco, ese monstruo hirsuto cuya forma imita asaz vagamente la vuestra.”
La «mujer salvaje» y la queridita - Charles Baudelaire.


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