Carta del 21 de octubre de hace muchos años

 Hasta hoy logré animarme a escribir toda la mescolanza en la que he estado bailando desde ayer. Yo sabía lo mal que iba a sentirme, yo sabía que el tiempo no es inextinguible como el dolor de tu ausencia. Yo sabía que me iban a terminar. Ya no siento que pueda escribir mi confesionario en las cartas, ya ni siquiera sé cómo debería sentirme con esta pérdida. A ti, lectore, te incomodo con lo que me ha hecho un ser triste durante los últimos días. Volvía a bailar tangos por el abismo con el humo del cigarrillo que se desenvolvía en nuevas enarmonías de mis pasados más desahuciados. Volví a preocupar a las luciérnagas que nos observaban charlar por las tardes cerca a tu casa y al lago de los patos que perfectamente podría ser un estanque para una película de asesinatos y tragedias. Mi yo consciente de lo que se viene sigue pasmado mientras deshoja los pétalos que solo viven en la memoria del tacto de mis manos. daniel está muy preocupado por saberse en el inicio de un gran dilema. de...

Poema de Inaniel

Por ojos,
Un olivo.
Por alma,
Una violeta.


Inaniel. Recibe las plegarias de este muchacho que ya no cree en Dios.

Cuando pienso en ti me llega a la memoria el olor de los mangos y las finas ramas de eucalipto que se desprendían de tu delicada piel. Me llegan a la memoria las tiernas manos de los niños sujetando las faldas de sus madres los domingos en el mercado. Me acuerdo de la sensación del agua del río en mis pies cuando iba camino al lugar donde nunca nos llegamos a encontrar. Siento que pasa la corta vida que he llevado por delante.

Para mí no existía el frío cuando me quedaba toda la noche pensando en ti. No existía el reproche de los que decían que sabían amar. No existe aún una razón para dejar de escribirte ante lectores desconocidos, tan desconocidos como pareces ser tú a veces. Tu imagen es a blanco y negro, dentro de un jarrón de espuma y miel que te separa aún más y más de mí. Y te escucho cantar a lo lejos cuando los perros están cantando contigo.

Inaniel. Llévate contigo todas mis penas, todas mis angustias y todos mis deseos por ti. Llévate y llévame si te es posible. No dejes que me quede acostado mientras dibujo tu cintura con los dedos de las nubes. No dejes que el jardín que construí para ti deje de florecer aromas y los empiece a florecer para el olvido. Llévame contigo a donde no tenga que vivir despierto y querer soñando.

Sácame la pena que nunca sufrí del pecho y dime que los cobardes no lloran. Dime que es posible encontrar una salida a los insomnios y a la mala costumbre de olvidar lo que siento. Recibe contigo a este cuerpo malgastado de tanto recordarte encima del árbol de mandarinas. Recibe contigo al piadoso que ve el color de las notas pero ignora el color de las sonrisas. No lo sueltes jamás, porque no aprendió nunca a caminar descalzo en los senderos pedregosos de su pueblo.

Y no llores, por favor…
Cuando se acerque con sus sucias mejillas y sus ojos caídos y te diga:

Mi cesta está llena de moras,
Son para ti.


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