Carta del 21 de octubre de hace muchos años

 Hasta hoy logré animarme a escribir toda la mescolanza en la que he estado bailando desde ayer. Yo sabía lo mal que iba a sentirme, yo sabía que el tiempo no es inextinguible como el dolor de tu ausencia. Yo sabía que me iban a terminar. Ya no siento que pueda escribir mi confesionario en las cartas, ya ni siquiera sé cómo debería sentirme con esta pérdida. A ti, lectore, te incomodo con lo que me ha hecho un ser triste durante los últimos días. Volvía a bailar tangos por el abismo con el humo del cigarrillo que se desenvolvía en nuevas enarmonías de mis pasados más desahuciados. Volví a preocupar a las luciérnagas que nos observaban charlar por las tardes cerca a tu casa y al lago de los patos que perfectamente podría ser un estanque para una película de asesinatos y tragedias. Mi yo consciente de lo que se viene sigue pasmado mientras deshoja los pétalos que solo viven en la memoria del tacto de mis manos. daniel está muy preocupado por saberse en el inicio de un gran dilema. de...

El Barro de mis zapatos

Era sentirme como las uvas siendo holladas con cada destello de tiempo que me obsequiaba desde la mirada, y con ansiedad en cada poro de mi piel pegachenta por el sudor de la enfermedad, le decía: 

No sé qué quiero hacer con mi vida a futuro, no tengo apoyo hacia mi amor por el conocimiento de toda área. Mis notas son aceptables... pero no demuestran que sea inteligente ante el modelo que nos evalúa, por éso tal vez empecé a justificarme en las inteligencias múltiples para no sentirme tan inútil y así crecer un poco. El ego lo llevo a tope rasgando el claro de los ríos, las piedras, una canción de Serú Girán, rasgando todo, mierda y perfumes caros, así decían que era mi ego, pero yo me negaba a que lo vieran tan dañino. Decían que escribir y leer demasiado ya te volvía el putísimo amo, todos te miraban alto y decían: Vaya... ése va a hacer algo con su vida. Pero no saben que ya había bebido con frecuencia inverosímil para mi edad, que lo prohibido me dejaba ganas de otra vez, uno más, una más. Tengo vida acomodada y con un futuro de aprendizaje casi seguro, pero con todo pisoteado por una ansiedad de cosas imposibles. 

Simulando una cómica risa me respondía: Sergio, ya bájale. Deberías mirar hacia lo que has hecho y sentirte bien. Hay que relajarse a veces y pasarla bien. No todo es academia ni notas. 
Seguíamos bajando por una alejada calle riéndonos puerilmente. 
Dejamos de hablar del futuro y nos concentramos en no consumirnos mutuamente con las miradas. Yo le daba apodos por su apariencia y ella me los obsequiaba por mi escritura, para darle un cumplido me lo pensaba muy bien, no quería que fuera algo ya escuchado o inventado, así que le hablaba de cosas que jamás había oído para dar la apariencia de mi superioridad, para aparentar, evidentemente sabía sobre qué le hablaba, pero era incómodo porque era enunciarle, mas no entablábamos algo. 

Nos despedíamos para vernos al otro día, era difícil, no quería aburrirme de nosotros, ninguno lo quería. Manejar los impulsos de la carne era algo muy complicado que se llevaba bastante bien hasta el momento, seguíamos como los niños de antes con un poco más de vida (nada). 

Así terminé reflexionando del cómo controlar el sentimiento por alguien a quien palpo y veo día a día, a quien le doy mi tiempo y mayor importancia. así quiero saber cómo bajarle a la velocidad; quiero que «seamos», sin pensar en el hastío. Es buscar una manutención que no se agote al consumirla con avidez desenfrenada de un algo reservado. Yo quería que fuéramos la belleza jamás consumada, un escampavía que nunca zarpara del puerto de la duda, el numen al que le es imposible manifestarse. Yo llevaba a esa mujer en el hálito de todas mis mañanas, en su nombre tosía y maldecía, por ella cogía el bolígrafo y me daba a la escritura, sin propósito, con sensaciones de dar con mi evidente, nula capacidad de comunicar. La perfecta rima asonante que jamás será escrita.

Comentarios

Publicar un comentario

Lo más leído.

Unicorns

Tarde desértica

NÁUFRAGOS

Soneto I

TODOS LOS CAMINOS LLEVAN A LA MEMORIA: DOS POEMAS